La Cátedra Cuatroochenta de Inteligencia Artificial, Salud y Bienestar de la Universitat Jaume I (UJI), ha realizado, durante este mes de junio, las primeras pruebas con su sistema para detectar signos de fragilidad a un grupo de usuarios de un centro geriátrico de Castelló de la Plana. En general, la solución tecnológica fue muy bien recibida por las personas usuarias del centro en cuanto a su facilidad de uso y utilidad.
Tecnología 3D para evaluar fragilidad
Desarrollado por el equipo de la Cátedra, el dispositivo se basa en las cámaras con tecnología 3D de la empresa Kineactive, utilizadas para monitorizar el ejercicio de personas en rehabilitación. Tiene el objetivo de detectar indicios de fragilidad física a través de tres pruebas donde la persona, de forma secuencial, es guiada mediante instrucciones que combinan texto y audio para que puedan seguirlas de forma sencilla y ágil. Dichas pruebas tienen que ver con la velocidad de la marcha, la capacidad de la persona para sentarse y levantarse y, por último, el equilibrio.
Evaluación integral de la fragilidad
De forma complementaria a la evaluación de la fragilidad física con la cámara 3D, durante la prueba piloto se estudió, además, la fragilidad cognitiva y social. Para ello, se pasaron dos pruebas, el cuestionario Pfeiffer uno de los instrumentos más utilizados para la detección de deterioro cognitivo, principalmente en población mayor, formado por 10 preguntas breves que evalúan memoria y otras funciones cognitivas; y otra para el aspecto social, la escala de fragilidad social de Garre-Olmo et al., la cual recoge información sobre con quién vive la persona normalmente, con qué frecuencia ve a sus familiares y amigos o si dispondría de ayuda en caso de necesitarla por parte de personas significativas. También se tomaron varias medidas como la altura, el peso y la fuerza de agarre.
Para conocer la opinión de las personas que realizaron la prueba con la cámara, se hizo un cuestionario de usabilidad. Recoger esta información resulta crucial para adaptar las diferentes prestaciones y funcionalidades que incluye la cámara a las personas usuarias. Toda la información obtenida resultó extremadamente útil para continuar mejorando la cámara en cuanto a la viabilidad y eficacia de la evaluación de las diferentes pruebas, así como la ergonomía y adaptabilidad al colectivo de personas mayores.
Mejora en la gestión de los resultados
Trabajo actual de la Cátedra
Aproximadamente, un 30% de personas mayores se encuentran en situación de dependencia en España, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Por tanto, la elaboración de este tipo de procedimientos de evaluación utilizando nuevas tecnologías pueden resultar de gran utilidad para agilizar los procesos preventivos, a través de la detección precoz de la fragilidad. En este sentido, el equipo de la Cátedra trabaja actualmente en la adaptación de la cámara, utilizando el feedback proporcionado por los usuarios en esta primera prueba piloto. Próximamente el grupo tiene pensado realizar más pruebas en otros centros de la ciudad de Castelló con el objetivo de tener lista la cámara para que las personas mayores puedan beneficiarse de su uso lo antes posible.