La integración de la inteligencia artificial promete revolucionar la forma en que aprendemos y enseñamos. Este es el punto de partida de la charla “Inteligencia Artificial frente a Estupidez Natural, elige tus amigos para el viaje que vas a iniciar” que el profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos y codirector de la Cátedra Cuatroochenta, Óscar Belmonte, impartió el 12 de julio en las II Jornadas “Inteligencia artificial y enseñanza de inglés: abriendo puertas a nuevas oportunidades” de la Universitat Jaume I (UJI) de Castelló.
Desafíos de la IA en la educación
Es innegable que la IA está provocando cambios en prácticamente todos los ámbitos de la vida y la educación no es un ambiente ajeno a este cambio. Al contrario, la IA impulsa a la comunidad educativa a introducir modificaciones en la manera de enseñar y en la manera de hacer tareas cotidianas.
Para descubrir qué cambios y cómo deben implementarse, según Belmonte, antes hay que entender bien la diferencia entre inteligencia artificial e inteligencia humana. Ejemplos como los de Marie Sklodowska Curie, Garry Kaspárov o Miguel de Cervantes, entre otros, nos dan sobradas muestras de la inteligencia humana, pero la pregunta está en el aire ¿hasta dónde puede llegar la IA?
«El conflicto que presenta la IA no es que pueda reemplazarnos, sino que debemos desarrollar un marco ético para su manejo, y aprender a educarla para que no continúe con patrones de comportamientos humanos incorrectos o contenga sesgos (de género, étnicos, políticos o religiosos).»
Una de las herramientas de IA más populares y que puede ser de gran utilidad en la educación es Chat GPT. Es un sistema del lenguaje entrenado con millones de datos y desarrollado para mantener conversaciones con los humanos, proveer ideas e información, entre muchas otras posibilidades. No es un sistema tradicional de chatbot con respuestas automáticas como los que conocíamos hasta este momento, sino que el modelo se perfecciona cuanta más información incorpora. Está basado en redes neuronales estocásticas, es decir que funciona con una estructura similar a la de las neuronas del cerebro humano y combina las teorías de la probabilidad y la estadística para analizar fenómenos aleatorios. Es lo que en ciencia se conoce como un LLM (large language model).
Las posibilidades están a disposición de la comunidad educativa y descubrir nuevas aplicaciones es un desafío que compete a todos. Desde propuestas tan sencillas como la traducción, las lluvias de ideas para resolver problemas, la síntesis de documentos o la creación de materiales de estudio, las posibilidades del chat aplicadas a la educación son tantas como nos lo permita nuestra imaginación. La clave está en convertir a la IA en el compañero de viaje dentro del aula y utilizarla como un asistente que puede mejorar la forma en que planificamos, enseñamos y aprendemos.Además de Chat GPT, existen otras soluciones y sus aplicaciones incluyen su uso en el espacio y en ámbitos tan diversos como los de la medicina y la salud.
AlphaFold, desarrollada por DeepMind de Google, es una IA que ha permitido hacer descubrimientos tan relevantes como predecir la estructura 3D de millones de proteínas a partir de sus secuencias de aminoácidos. Este descubrimiento ha desencadenado multitud de proyectos de investigación en donde estas cadenas son las protagonistas y permiten abrir nuevos caminos en el tratamiento de enfermedades como el Parkinson o iniciar una nueva era en la biología molecular.
¿Cómo está incluyendo la Cátedra Cuatroochenta la IA en sus proyectos?
La Cátedra Cuatroochenta viene desarrollando distintos proyectos de investigación relacionados con IA y mejoras en la calidad de vida de las personas mayores. Uno de ellos es Senior Monitoring cuyo objetivo es la detección temprana del decaimiento cognitivo leve. Otro es Serena, un chatbot conversacional que a través de preguntas puede determinar el grado de fragilidad social de una persona mayor. A través de esta solución, se busca detectar situaciones de soledad no deseada. Más recientemente, se ha desarrollado Sally, un sistema que con el uso de cámaras y distintos algoritmos de IA puede detectar la fragilidad física de las personas mayores y digitalizar los datos para facilitar el seguimiento al paciente de parte de los profesionales de la salud.